Podría decir que yo crecí con una gameboy, pero eso sería exagerar. Lo primero porque es evidente que yo ya estaba crecidita cuando esta consola salió al mercado. Y lo segundo porque ni siquiera era mía.
Allá por 1991, mi hermano Alfonso se portó tan bien durante todo el año que los Reyes Magos decidieron regalársela, de lo que nos alegramos todos.
Recuerdo que en la época a.g.b. (antes de la game boy) yo tenía un videojuego con dos botones. Era de un circo, y tenías que dirigir al elefante de izquierda a derecha sin que le dieran los enemigos (que eran un payaso y una araña, creo). Una vez hecho esto unas quinientas veces, tenías que llevarlo de derecha a izquierda otras quinientas. Y ya si te enganchabas al excitante juego, podías repetirlo cuantas veces quisieras. Así que cuando llego esta súper consola de bolsillo, con cartuchos intercambiables, con entrada para auriculares y cinco botones, ¡fue la revolución!
Quien no se acuerda del Tetris, esas tardes que pasábamos jugando con esa musiquilla de fondo…O con Súper Mario, coleccionando estrellas, o con kirby…
Hoy Alfonso celebra su santo, y ha recibido estas galletas como regalo: